domingo, 4 de noviembre de 2012

 



 
Periodización de la dictadura

*Caetano, G. y J. Rilla: “Breve historia de la

dictadura”, EBO, 1987, págs. 9-10


[…] se ha buscado clarificar la exposición mediante la utilización de un criterio de

periodificación que pudiera funcionar a la vez como eje orientador de todo el trabajo. Es

así que hemos seguido puntualmente la periodificación diseñada por el politicólogo uruguayo

Luis E. González, la que en su parte medular plantea que los doce años del régimen

autoritario reconocerían tres etapas claramente distinguibles:

1)la etapa de la “dictadura comisarial”, que se extendería entre 1973 y 1976;

2)una segunda que dicho autor denomina del “ensayo fundacional”, que se prolongaría

hasta 1980;

3)y finalmente la última, dominada por la “transición democrática” y que concluiría

“formalmente” —aunque no en muchos aspectos sustantivos— con la asunción de las

autoridades legítimas en 1985.

El registro de estas tres etapas sucesivas permite a nuestro juicio una aproximación

valedera a lo que constituyó la trama y el itinerario fundamentales del régimen militar, al

tiempo que también refiere a la evolución en las respuestas de la sociedad civil ante los

desafíos supervinientes de los cambios de contexto. A su vez, cada una de esas tres etapas

se identifica con “momentos” y “proyectos” especialmente significativos del período de la

dictadura.

Durante el primer período de la llamada “dictadura comisarial”, lo políticamente distintivo

podría sintetizarse en esa perspectiva como la carencia de un proyecto político propio del

régimen, sumado a una intención manifiesta en la tarea de “poner la casa en orden”, para

reconstruir luego una vida política “saneada”, más o menos democrática.

De acuerdo siempre a la periodificación de González, en 1976 se opera un cambio

cualitativo del régimen autoritario inaugurado en 1973, abriéndose la etapa del “ensayo

fundacional”, en la que se busca echar las bases del nuevo orden político a construir. Se

enfatiza que en el caso uruguayo (a diferencia de lo ocurrido en otros países latinoamericanos)

la dictadura nunca habría llegado a configurar un verdadero “proyecto fundacional”, por lo

que se prefiere hablar tan solo de “ensayo”.

En esa misma dirección, el proyecto de reforma constitucional plebiscitado en 1980

habría configurado el modelo final del “orden político” ideado por el régimen. Su rechazo,

al tiempo de cerrar definitivamente el “ensayo fundacional”, abrió el campo a la “transición”

hacia la democracia.

En realidad, “lo comisarial”, “lo fundacional” y “lo transicional”, además de referir —

como veremos— los énfasis de cada una de esas etapas señaladas, constituyeron tendencias

que de algún modo siempre coexistieron al interior del régimen. La dictadura en este

sentido osciló con frecuencia entre lo restaurador y lo innovador, entre la “vuelta” a “lo

viejo” y la “fundación” de “lo nuevo”, en un juego pendular que muchas veces sustentó

marchas y contramarchas en diversos niveles de la política gubernamental.